Cuento: Doraemon. El gato fiestero.



Siglo XXII, Doraemon sale de la cadena de montaje y, tras pasar las pertinentes pruebas para verificar que todo está en orden, su única misión es ayudar a un niño desgraciado a enderezar su vida en el siglo XXI. Llega la hora de partir, y con Doraemon ya preparado en su máquina del tiempo, solo recibe una única advertencia: No uses tus objetos mágicos con fines de ocio, única y exclusivamente cuando sea necesario resolver un problema. De hacerlo, serás devuelto al siglo XXII y llevado al desguace por desobedecer.

Rumbo al siglo XXI y tras encontrarse con Nobita, lo primero que hizo fue ir de fiesta y saltarse la única advertencia que le habían dado. Al enterarse la policía del futuro, manda a un agente secreto a por información, quien se hizo amigo de Doraemon para enterarse de todo.

La policía llegó al siglo XXI a por Doraemon y, para su sorpresa, este había desaparecido para no ser encontrado por las autoridades. Tras encontrarlo, le ponen como condición superar una prueba: ayudar al progreso de Nobita sin ayuda de sus inventos mágicos.

Nobita, que no avanzaba debido a su vagueza, provocó que obligasen a Doraemon a volver a su época, pero, cuando Nobita vio que estaba a punto de perder a quien se había convertido en su mejor amigo, algo cambió dentro de él. Se negó a que se llevasen a Doraemon y al final, demostrando que sí ha adquirido una gran madurez gracias a él. Decidieron no llevarse a Doraemon, al igual que devolverle su bolsillo mágico. Regresaron a casa y se prometieron mejorar juntos y aplicarse en el futuro de Nobita, costase lo que costase.

5 años más tarde, Nobita ya era un hombre hecho y derecho, y gracias a Doraemon, con un futuro más estable. Doraemon, con su misión ya cumplida regresó al siglo XXII donde le felicitaron por su trabajo y le permitieron, por fin, ser un robot libre (y se fue de fiesta).

Comentarios

Entradas populares de este blog

Comentario El Último Soldurio